Un segundo barco con rohinyás llega a Indonesia en medio de la crisis migratoria
Imagen de archivo de un grupo de refugiados rohinyás en una playa en la isla de Koh Rawi, al sur de Tailandia. EFE/ Str
Uncategorized

Un segundo barco con rohinyás llega a Indonesia en medio de la crisis migratoria

Yakarta, 27 dic (EFE).- Un barco con casi 200 rohinyás, incluidos 32 niños, desembarcó el lunes en Indonesia, la segunda embarcación con refugiados que llega al país en los últimos días, informaron hoy autoridades locales y la ONU, en medio de una crisis migratoria que ha dejado al menos 200 muertos y 180 desaparecidos este año en la región.

Se cree que unas 26 de personas a bordo han muerto en el último barco, mientras algunos de los supervivientes de la travesía están recibiendo cuidados médicos tras llegar muy debilitados y con deshidratación a la provincia de Aceh, en el norte de la isla de Sumatra.

La precaria embarcación partió hace más de un mes de Bangladés y en la larga travesía por el golfo de Bengala y el mar de Andaman han sufrido falta de alimentos y agua.

En los vídeos compartidos por activistas y ONG se puede ver cómo los rohinyás, una perseguida minoría originaria de Birmania (Myanmar), llegaron exhaustos a las orillas de Ujong Pie, en Aceh, y se derrumbaban en la arena, con algunos padres agarrados a sus hijos.

COMUNICADO DE LA ONU

En un comunicado, la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, cifró este martes en 174 los ocupantes del barco llegado a Aceh, mientras que la Policía local lo hizo en 185, y precisó que los supervivientes hablan de 26 muertos en la travesía.

La agencia agradeció a las autoridades y pescadores indonesios la ayuda prestada a los rohinyás que llegan a sus costas, incluidos unos 58 que fueron encontrados el pasado domingo en una playa de Aceh tras ser dejados allí por un barco.

“Indonesia ha ayudado a salvar a 472 personas en las últimas seis semanas”, indicó el ACNUR, que añadió que “otros no respondieron debido a los numerosos pedidos de auxilio”.

Según la agencia, unos 2.000 rohinyás se han embarcado este año en peligrosas travesías en el golfo de Bengala y el mar de Andamán, de los que unos 200 han muerto y 180 se encuentran desaparecidos, ya que se cree que su barco naufragó en alta mar.

El portavoz de la Policía Regional de Aceh, Kombes Winardy, indicó tras la llegada del braco el lunes que “es necesario que haya una coordinación intersectorial para resolver el problema de los rohinyás, teniendo en cuenta que sus llegadas son cada vez más frecuentes”.

Según Winardy, en la embarcación rescatada ayer había 185 rohinyás, incluidos 83 hombres, 70 mujeres y 32 niños.

La directora de la ONG Arakan Proyect, Chris Lewa, indicó este martes a EFE que se trata del quinto barco con rohinyás localizado este mes en la región.

Lewa, que ha estado estudiando el movimiento de los barcos con rohinyás que huyen de Birmania y Bangladés desde 2006, indicó que el último barco con 185 rohinyás llevaba semanas a la deriva sin que ningún país de la región hiciera nada por acogerlo o ayudarlo.

“Teníamos sus coordenadas de GPS, pero ningún país hizo nada. Solo la Marina india les dio agua y comida y dejó que siguieran su camino”, afirmó la activista, quien afirma que pueden haber muerto en el barco unas 12 personas.

Lewa señaló que, en comparación con otros años, los barcos con rohinyás son más precarios y pequeños, ya que son abandonados al llegar a su destino, y muchos tienen problemas con los motores.

OTROS BARCOS RESCATADOS

Solo en diciembre, además de los dos barcos arribados a Indonesia, una embarcación con 105 rohinyás fue rescatada por las autoridades esrilanquesas el día 18 y otra con 152 miembros de esta comunidad fue remolcada por barcos vietnamitas y entregada a Birmania el día 7.

Lewa señaló que se cree que otro navío con unos 180 rohinyás, sobre el que el ACNUR lanzó una alerta hace unos días, se hundió en alta mar tras tener problemas con el motor.

Los rohinyás huyen de Birmania, donde sufren persecución, y de los campos de refugiados de Bangladés, donde son víctimas de un aumento de la criminalidad, las restricciones impuestas por las autoridades y la falta de esperanza.

Llegan a pagar entre 1.500 y 2.500 dólares a los traficantes de personas para embarcarse en peligrosas travesías principalmente con la intención de llegar hacia Malasia.