Los talibanes convertirán las antiguas bases militares en zonas económicas especiales
Vista de la base aérea estadounidense de Bagram, a unos 50 kilómetros al norte de la capital Kabul, el 3 de julio de 2021. EFE/EPA/HEDAYATULLAH AMID
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Los talibanes convertirán las antiguas bases militares en zonas económicas especiales

Kabul, 9 feb (EFE).- El Gobierno interino de los talibanes prevé transformar antiguas bases militares de las tropas extranjeras en Afganistán en zonas económicas especiales (ZEE) destinadas a fortalecer la economía, reducir el desempleo y aumentar los ingresos en el marco de la actual crisis económica y humanitaria.

“Se asignó un comité bajo el liderazgo del Ministerio de Economía para evaluar la ubicación, el espacio, el equipo disponible, las posibilidades, los requisitos y la gestión requeridos para convertir las bases en zonas económicas especiales”, dijo a EFE un oficial de la oficina del viceprimer ministro de Economía, bajo condición de anonimato.

Según la fuente, estos cambios se efectuarán primero en bases militares ubicadas en las provincias de Kabul (norte), Parwan (norte), Balkh (norte), Nangarhar (este), Kandahar (sur) y Herat (oeste) para más tarde extenderse al resto de provincias.

Afganistán está plagado de centenares de bases militares, fruto de la guerra contra los talibanes que desencadenó el atentado del 11-S en 2001.

La mayoría de ellas pertenecieron al Ejército de Estados Unidos, que abandonó el país definitivamente la medianoche del 30 de agosto de 2021, con los talibanes de nuevo en el poder, poniendo fin a dos décadas de presencia en suelo afgano.

El oficial aseguró que su tamaño y las instalaciones que albergan las convierten en lugares idóneos para impulsar la economía afgana.

Además, agregó que este proceso contribuirá a “atraer inversión extranjera directa, dar pasos rápidos hacia la industrialización, crear empleo de amplia gama y alcanzar un rápido desarrollo económico”.

Afganistán atraviesa una fuerte crisis económica, agravada desde la llegada de los talibanes al poder en agosto de 2021, que desencadenó la interrupción de parte de las ayudas internacionales que recibía hasta entonces y la congelación de 7.000 millones de dólares en fondos afganos.

A esta situación se suma una grave crisis humanitaria, que pone en riesgo de sufrir malnutrición a lo largo de 2023 a tres millones de niños afganos, según advirtió esta semana la Organización Mundial de la Salud (OMS).