Redacción Internacional, 13 dic (EFE).- El atentado yihadista en Niza, el 14 de julio de 2016, tiñó de sangre la fiesta nacional francesa cuando un camión conducido por el tunecino Mohamed Lahouaiej-Bouhlel irrumpió en el Paseo de los Ingleses y provocó la muerte de 86 personas e hirió a más de 400.

El terrorista, de 31 años y residente en Francia, fue abatido acto seguido por la Policía. Este martes, el Tribunal Especial de lo Penal de París pronunció las penas que oscilan de los 18 a los 2 años de prisión para los ocho cómplices.
LAS CONDENAS
Fueron condenados a 18 años el tunecino Chokri Chafroud y el franco-tunecino Mohamed Ghraieb, ambos por complicidad en asociación criminal terrorista, una pena superior a los 15 pedidos por la Fiscalía. Quedó probado que ambos ayudaron a que Lahouaiej-Bouhlel alquilase el camión del atentado.
Los abogados de Ghraieb y Chafroud, apoyándose en “la pobreza de las pruebas”, solicitaron por su parte, la absolución de sus defendidos.
El franco-tunecino Ramzi Arefa, intermediario entre el autor del atentado y un grupo de traficantes de armas albaneses, fue condenado a 12 años (la Fiscalía demandó 15), beneficiado por haber sido finalmente inculpado por asociación de malhechores de derecho común, en vez de terrorista.
El albanés Artan Henaj, acusado de suministrar armas a Arefa y para quien la Fiscalía había solicitado 10 años de cárcel, fue condenado a 8, mientras su compatriota Enkeledja Zace fue sentenciado a 5 años, dos de ellos exentos de cumplimiento.
Para los también albaneses Endri Elezi y Maksim Celaj fue impuesta una pena de cárcel de 3 años a cada uno y la prohibición definitiva de entrar en Francia.
Por último, Brahim Tritrou -quien no compareció en el juicio por estar arrestado en Túnez- recibió una pena de 2 años de prisión.
EL JUICIO
Durante el juicio comparecieron como testigos el expresidente de la República Francesa el socialista François Hollande, así como el que en el momento de los hechos era ministro del Interior, Bernard Cazeneuve.
En concreto, los abogados querían cuestionar a los mandatarios sobre una posible relajación de las medidas de seguridad después de la celebración de la Eurocopa de fútbol, el 10 de julio, y una serie de grandes eventos que pudieron saturar a las fuerzas del orden.
Hollande, por su parte, asumió el atentado como un “fracaso colectivo” y defendió la dificultad de hacer frente a yihadistas aislados en actos reivindicados “de forma oportunista por el Estado Islámico”, como fue en ese caso.
Ambos insistieron además en que las fuerzas de seguridad en Niza eran un 20 % superiores a las de julio del año anterior, si bien el dispositivo desplegado en la zona del Paseo era de 67 policías.
LOS HECHOS
Los hechos juzgados tuvieron lugar el 14 de julio de 2016, cuando pasadas las diez de la noche, un conductor arrolló con un camión a una multitud que asistía a los fuegos artificiales de la Fiesta Nacional en el paseo de los Ingleses de Niza ocasionando 86 víctimas mortales -de ellas 15 niños y adolescentes- y más de 400 heridos, de 33 países diferentes.
En un principio, las investigaciones apuntaron a un acto aislado de un enajenado, radicalizado apenas unas semanas antes de pasar a la acción.
Sin embargo, poco después se descubrió que el hombre, que había sido descrito por sus allegados como no practicante y de vida disoluta, tenía previsto atentar desde hacía meses y que incluso había sacado fotos del paseo marítimo nicense un año antes.
El ataque de Niza, reivindicado por el grupo Estado Islámico (EI), fue el tercero de los tres grandes procesos judiciales tras la oleada de atentados que golpeó Francia entre 2015 y 2016, que dejó más de 200 muertos en total y que comenzó con una sala llena a la mitad, frente a los juicios de Charlie Hebdo y del 13 de noviembre de 2015 que habían creado una enorme expectativa.