“Independencia o muerte”: 200 años del grito que independizó a Brasil
Fotografía del interior del Museo de Ipiranga, el 2 de septiembre de 2022, en Sao Paulo (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira
Farandula

“Independencia o muerte”: 200 años del grito que independizó a Brasil

Sao Paulo, 6 sep (EFE).- El 7 de septiembre de 1822, el entonces príncipe de Portugal, Pedro de Bragança, declaró a Brasil como una nación independiente, un hecho que pasó a la historia como un acto heroico y que, 200 años después, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, intenta capitalizar en vísperas de las elecciones.

Fotografía del interior del Museo de Ipiranga, el 2 de septiembre de 2022, en Sao Paulo (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira

En su famosa obra “Independencia o Muerte” (1888), el pintor Pedro Américo retrató con aires de grandeza uno de los momentos claves en la historia de Brasil: el “Grito de Ipiranga”.

Fotografía del interior del Museo de Ipiranga, el 2 de septiembre de 2022, en Sao Paulo (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira

En su pintura, restaurada con motivo de la efeméride, Pedro Américo retrató a un joven príncipe engalanado, con la espada en alto, montado sobre un portentoso caballo junto a su tropa, a los márgenes del río Ipiranga, en Sao Paulo.

Fue en ese punto, hoy convertido en una contaminada red de alcantarillado rodeada de asfalto y cemento, donde hace 200 años el príncipe portugués declaró a Brasil como una nación soberana al grito de “Independencia o Muerte”, en medio de movimientos separatistas y un creciente enfrentamiento entre Brasil y Portugal.

Pese al romanticismo que impregna la obra de Pedro Américo, el escritor Laurentino Gomes desmonta en su éxito de ventas “1822” (2010) algunos de los mitos que rodean la figura del primer emperador de Brasil, considerado un soberano intransigente y autoritario, aunque defendió en el campo de batalla las ideas del liberalismo.

“El destino cruzó el camino de don Pedro en situación de malestar y ninguna elegancia”, afirma en el primer capítulo de “1822”.

Y es que, según cuenta Gomes, la tarde del 7 de septiembre de 1822 el futuro emperador viajaba en una mula, vestido con harapos y sufría fuertes dolores de barriga, probablemente tras haber ingerido algún alimento en mal estado.

De acuerdo con la historiadora Solange Ferraz de Lima, la iconografía de Pedro Américo no reconstituye fielmente la realidad, sino que refleja la carga simbólica de un momento clave para Brasil.

“Se trata de un género académico que representa un hecho sin necesidad de ser fiel a la realidad (…) Interpreta el hecho de forma heroica y pomposa”, explica a Efe Ferraz de Lima, una de las comisarias del Museo de Ipiranga, donde el cuadro es exhibido desde hace más de un siglo.

EL MUSEO DE IPIRANGA: UN MONUMENTO CONVERTIDO EN MUSEO

Pedro Américo no presenció el “Grito de Ipiranga”. Su obra, pintada en Florencia, fue encomendada décadas después por el emperador Pedro II para engalanar el Museo de Ipiranga, un imponente palacio de aires eclécticos que mandó construir en el barrio donde su padre declaró la separación entre Brasil y Portugal.

El monumento construido en recuerdo de la Independencia, sin embargo, tan solo fue concluido en 1890, en el primer aniversario de la proclamación de la República, cuyo Gobierno decidió convertirlo en un museo, hasta día de hoy.

Allí se encuentran depositados los restos mortales del primer emperador de Brasil, los cuales fueron traídos en 1972 desde Portugal con motivo de los 150 años de la Independencia.

En plena dictadura militar, los huesos de Pedro I peregrinaron por todo Brasil hasta alcanzar el hoy conocido como Museo de Ipiranga, el cual, tras casi una década cerrado por reformas, reabrirá sus puertas al público este jueves.

Con los restos de Don Pedro en Brasil, tan solo faltaba su corazón, que, a pedido del propio emperador, se encontraba resguardado en la iglesia de Lapa, en la ciudad portuguesa de Oporto.

Bolsonaro negoció su préstamo con el Gobierno de Portugal con motivo del bicentenario de la Independencia, una fecha a la que el líder de la ultraderecha intenta sacarle rédito político las vísperas de las elecciones del 2 de octubre, las cuales lidera su rival, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.

El líder de la ultraderecha brasileña ha convocado a sus seguidores a salir a las calles el 7 de septiembre, en lo que podría convertirse en una demostración de fuerza en la recta final de la campaña electoral.