Johannesburgo, 20 dic (EFE).- El presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, reconoció hoy que la supervivencia política de su partido, el histórico Congreso Nacional Africano (CNA), que gobierna desde 1994, sólo será posible si intensifica su lucha contra la corrupción.
“Sabemos que encontraremos mucha resistencia e incluso nuestras acciones pueden aumentar las divisiones dentro de nuestras propias estructuras. Pero no tenemos elección: o lidiamos con la corrupción o moriremos como movimiento”, dijo el mandatario sudafricano durante su discurso de clausura de la Conferencia Nacional del CNA.
Ramaphosa, que durante esta Conferencia Nacional consiguió revalidar su liderazgo del CNA pese a un escándalo de corrupción que en las últimas semanas amenazó su futuro político, señaló que su Gobierno no ha hecho “lo suficiente” para acabar con la corrupción.
“Reconocemos que la corrupción dentro del CNA es una grave amenaza para la existencia del CNA”, añadió Ramaphosa.
El presidente sudafricano propuso la creación de una “agencia contra la corrupción vibrante e independiente” capaz de “abordar” los escándalos que están sacudiendo el país.
“No mostraremos piedad a los que roban el dinero a los pobres”, concluyó.
Ramaphosa también hizo un llamamiento a la unidad del CNA en un momento marcado por la división entre sus seguidores y los partidarios del expresidente Jacob Zuma, en el centro de una gran investigación conocida como la “Captura del Estado” sobre la corrupción que afectó al aparato público sudafricano durante su mandato.
Asimismo, el presidente de Sudáfrica admitió que la ausencia de servicios sociales para algunos sectores de la sociedad está contribuyendo a un “decrecimiento de la confianza del pueblo hacia el CNA”.
“En nuestras reuniones hemos llegado a la conclusión de que debemos colocar las necesidades y los intereses del pueblo en primer lugar, especialmente los de la clase trabajadora y los pobres”, señaló.
Ramaphosa llegó al congreso después de que la Asamblea Nacional (Cámara baja del Parlamento) rechazara este martes un informe que le acusaba de la posible violación de leyes anticorrupción en el escándalo del robo millonario en su granja de Phala Phala (norte) y que podía haber desencadenado un proceso para su destitución.
El informe amenazaba su futuro político como jefe del Estado, cuestionado por algunos diputados rebeldes del CNA y la oposición, que presionaron para forzar una dimisión que pareció inminente el pasado 1 de diciembre, un día después de la publicación del informe.
La oposición acusaba a Ramaphosa, entre otros cargos, de incumplir la Constitución, que prohíbe a los miembros del Gobierno ejercer otras labores profesionales remuneradas, después de que el presidente admitiera que se dedica a la venta de animales de presa.
Exlíder sindical y uno de los sudafricanos negros más ricos, Ramaphosa sucedió a Zuma en la Presidencia en 2018, comprometiéndose a atajar la corrupción y el malestar económico desatados durante los nueve años de gobierno de su predecesor.
Salvo imprevisto, tras su reelección para seguir liderando el CNA durante los próximos cinco años, Ramaphosa encabezará el cartel electoral del partido político en los comicios generales de 2024.