El ataque que deja nueve militares muertos compromete el diálogo de paz con el ELN
El presidente de Colombia, Gustavo Petro, en una fotografía de archivo. EFE/Mauricio Dueñas Castañeda
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El ataque que deja nueve militares muertos compromete el diálogo de paz con el ELN

Bogotá, 29 mar (EFE).- El diálogo de paz que llevan a cabo el Gobierno colombiano y la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) quedó comprometido este miércoles luego del ataque de esa guerrilla en la región del Catatumbo que mató a nueve militares y dejó nueve más heridos.

La reacción del presidente colombiano, Gustavo Petro, ante el ataque perpetrado con ráfagas de fusil y explosivos, fue llamar a consultas a la delegación gubernamental que negocia con el ELN.

“He convocado a consulta a la delegación del Gobierno en la mesa del ELN, países garantes y acompañantes. Un proceso de paz debe ser serio y responsable con la sociedad colombiana”, anunció el mandatario en un mensaje en su cuenta de Twitter.

Este llamado “no implica un congelamiento de los diálogos”, explicó Presidencia, ni que el Gobierno se vaya a “levantar de la mesa”, pero sí una reunión para el próximo lunes “con negociadores y países garantes para evaluar decisiones respecto de los hechos recientes”.

El Ejército informó que el ataque ocurrió en Guamalito, caserío del municipio de El Carmen, en el departamento de Norte de Santander, contra soldados del Batallón Especial Energético y Vial No. 10, que iban a realizar patrullajes para cuidar la infraestructura petrolera, blanco de infinidad de ataques del ELN.

En el ataque murieron un cabo segundo, un cabo tercero y siete soldados que prestaban el servicio militar obligatorio, todos ellos jóvenes de entre 18 y 25 años de edad.

A propósito de los militares heridos, la directora científica de la Clínica Medical Duarte de Cúcuta, Marta Isabel Pérez, dijo que ocho de los pacientes están en “recuperación y uno de ellos con pronóstico reservado”.

Petro ya había culpado del ataque a “quienes hoy están absolutamente alejados de la paz y del pueblo”, sin referencias al ELN pero dando a entender que el atentado podría traer consecuencias en la mesa de diálogo.

Por su parte, el ministro de Defensa, Iván Velásquez, dijo a la prensa que el ataque es un acto que “muy poco contribuye a la paz”.

SIN CESE AL FUEGO

El ELN ha perpetrado otros ataques contra fuerza pública en el Catatumbo y en el departamento de Arauca desde que volvió a los diálogos con el Gobierno en noviembre, pero el de hoy es el más grave de todos.

Las conversaciones de paz se llevan a cabo en una mesa itinerante que ya ha pasado por Caracas, México y se espera que se instale en La Habana después de Semana Santa, si no hay cambios tras lo acontecido.

Pese a la insistencia del Gobierno, en esas conversaciones no se ha pactado un cese al fuego, uno de los puntos que más atención acaparó en la ronda de México y del que no hay mucho más que una “arquitectura” para conseguir “un cese bilateral de carácter nacional con posibilidad de prolongación”, según el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda.

“La continuidad de la violencia beneficia a los intereses del conflicto. El ELN no está escuchando al pueblo: comunidades en toda Colombia quieren la paz con justicia social y que los hermanos dejen de verse como enemigos”, manifestó en un comunicado la Oficina del Alto Comisionado.

Por otro lado, el jefe de la delegación del Gobierno colombiano para los diálogos de paz con el ELN, Otty Patiño, aseguró hoy que pedirá un cese al fuego con la guerrilla para poder avanzar en otros puntos de las negociaciones.

“Mi posición en la reunión que tendremos el lunes con el presidente será la de hacer prioritaria la exigencia del cese al fuego y de hostilidades como condición necesaria para adelantar la participación de la sociedad civil en este proceso y el desarrollo de alivios en zonas donde el ELN puede interferir o afectar las acciones y dinámicas humanitarias”, dijo Patiño en un comunicado.

El jefe negociador del Gobierno lamentó que además de estos ataques, la guerrilla ha hostigado a la población civil de los convulsos departamentos de Cauca, Arauca, Chocó y Nariño “con una violación flagrante a las normas del Derecho Internacional Humanitario” que dice acatar.

“Ello lastima la confianza de la ciudadanía en la voluntad de paz del ELN y lacera profundamente la cordialidad en las conversaciones y en la implementación de los acuerdos”, añadió.

RECHAZO GENERALIZADO

Diferentes vertientes políticas condenaron el ataque, entre ellos el ministro del Interior, Alfonso Prada, quien aseguró que “siempre hay la posibilidad de levantarse de una mesa cuando no hay condiciones para el diálogo” o “suspender un cese y ordenar una ofensiva total cuando no hay voluntad real de paz”.

El senador Iván Cepeda, uno de los negociadores del Gobierno y presidente de la Comisión de Paz, aseguró que “ni con atentados con explosivos contra soldados ni con voladura de oleoductos perpetrados por el ELN avanzaremos en la paz”.

Se unió a las voces de condena el representante Especial del secretario General de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, quien manifestó: “La violencia en todas sus manifestaciones socava los esfuerzos para consolidar la paz”.