Conejos y rezos aimaras y católicos en la fiesta boliviana de la abundancia
La boliviana María Uscamayta (d) realiza un sahumerio durante la celebración de la Alasita, la fiesta boliviana de la prosperidad y la abundancia inaugurada hoy en La Paz (Bolivia). EFE/Javier Mamani
Farandula

Conejos y rezos aimaras y católicos en la fiesta boliviana de la abundancia

Gina Baldivieso

Un joven disfrazado de Ekeko, el dios de la abundancia, regala billetes en miniatura durante la celebración de la Alasita, la fiesta boliviana de la prosperidad y la abundancia inaugurada hoy en La Paz (Bolivia). EFE/Javier Mamani

La Paz, 24 ene (EFE).- Rituales andinos, amuletos chinos y bendiciones católicas marcaron este martes el inicio de la Alasita, la fiesta boliviana de la prosperidad y los deseos en miniatura declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2017.

Una mujer invita un cigarrillo al Ekeko, el dios de la abundancia, durante la Alasita, la fiesta boliviana de la prosperidad y la abundancia, inaugurada hoy en La Paz (Bolivia). EFE/Javier Mamani

Centenares de artesanos abrieron en esta jornada sus quioscos en La Paz para la venta de miniaturas de billetes, maletas, casas, víveres, títulos de bachiller o universitarios, y vehículos, con la esperanza de que esos deseos se hagan realidad en el transcurso del año.

La feria está situada en el campo ferial del Parque Urbano Central (PUC) paceño y se extenderá por al menos tres semanas, pero solamente por esta jornada otros tantos artesanos y vendedores montaron mercadillos en algunas calles, plazas y atrios de templos como la Basílica Menor de San Francisco, en el centro histórico de la ciudad.

La gente llegó masivamente hasta las puertas de San Francisco con bolsas y aguayos, los multicolores tejidos indígenas, cargados con miniaturas para hacerlas bendecir.

Un sacerdote católico condujo una oración para después lanzar agua bendita sobre la multitud y las miniaturas.

A la par, varios “amautas” o sabios aimaras instalados en el atrio ofrecían rituales de “ch’alla” o bendición de estos bienes dentro de la creencia andina, con sahumerios y “jallallas” o vivas para que los rezos sean escuchados.

Entre las miniaturas y amuletos de la fortuna destacaron los conejos, a propósito de la coincidencia con el Año Nuevo Lunar.

Y es que en los últimos años también se ha hecho costumbre que los artesanos bolivianos ofrezcan efigies de yeso de los animales del horóscopo chino según el año que corresponda.

Aunque también hay otros animales infaltables en la feria, como los gallos y gallinas que se suelen obsequiar a quienes buscan pareja, o los sapos, considerados sagrados en la cultura andina.

LA FESTIVIDAD

La Alasita, que significa “cómprame” en aimara, es una de las tradiciones más antiguas de la cultura andina, cuando los paceños bendicen al mediodía del 24 de enero las miniaturas que representan sus aspiraciones y deseos para el año.

La fiesta celebraba en su origen el solsticio de verano austral el 21 de diciembre, con miniaturas que se colocaban a deidades andinas como las illas para que a lo largo del año los deseos que representan se convirtieran en realidad.

La festividad y sus símbolos se han transformado con el paso de los años hasta llegar a la actual expresión de lo ancestral fusionado con lo mestizo y urbano, lo que se puede apreciar también en la figura del Ekeko, la deidad andina milenaria de la abundancia y la fortuna.

En la época prehispánica lo que hoy se conoce como Ekeko estaba representado por una illa o efigie de piedra del dios Tunupa, mientras que durante la colonia surgió la figura que perdura hasta estos tiempos, es decir, el muñeco regordete, con tez blanca, ojos claros y mejillas rosadas, cargado de diversos bienes a la espalda.

Un enorme Ekeko de piedra es uno de los protagonistas en el campo ferial, a cuyos pies la gente llega para “devolver” las miniaturas compradas el año anterior, agradecer por aquellas que se cumplieron y “ch’allar” las adquiridas para la nueva gestión.

“La gente viene de diferentes lugares para pedir lo que desean, nosotros sahumamos para que se vuelva realidad, puede ser una casa, trabajo, salud o dinero”, comentó a EFE el amauta Saturnino Mamani.

Según Mamani, el lugar donde fue erigida esta estatua es una “wak’a” o lugar sagrado y por eso se “ch’alla” al Ekeko rociándole con alcohol o cerveza.

DIOS DE LA ABUNDANCIA

Otro Ekeko más pequeño llama la atención en el sector “Decanos” de la feria, donde están los artesanos más antiguos.

Bautizado como Juanito, este Ekeko perteneció a doña Cecilia Herrera, una mujer que llevó la efigie cada año a la feria para hacer sahumerios, una tradición que ahora continúa su hija, María Uscamayta.

“Mi mamita atendía hace años acá, ya falleció. Por ella nosotros salimos y la gente sigue viniendo porque ya tiene más de 30 años el Juanito”, explicó Uscamayta a EFE.

“La gente viene, le sahumo para su salud, trabajo, negocio, para algún título que quiera salir o para algún viaje (…) Para que todo les vaya bien, que no haya problemas, más que todo salud para la familia, para el estudio y que nunca les falte dinerito ni trabajo, que sigan adelante toda la familia”, señaló.

Según Uscamayta, Juanito es celoso y por eso debe estar al cuidado de una persona sin pareja “y hay que hacerle fumar los días martes y viernes para que te vaya todo bien y nunca te falte nada”.

“Lo importante es comprar las miniaturas y sahumarlas con fe para que funcionen”, agregó.